de todo menos piedras

Cada vez que alguien me pregunta qué alimento no me gusta, “¿qué no comes?”, recuerdo y rehago esta historia de mi hermano. Él siempre tuvo buen apetito.

De niño le preguntaron exactamente eso, “¿qué no comes?”, dice mi mamá que la miró y desde sus escasos tres años dijo: “Yo como de todo menos… piedras”.

12 respuestas a “de todo menos piedras

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  1. Dichoso tu hermano, Leydi, porque yo soy muy majadero para comer…eso sí tengo bien claro que cambio el manjar más suculento por un vaso de café con leche y dos tostadas.Besos

    1. ah, está bien, voy a comprar helado para los dos…y te cambiaré el tuyo por dos tostadas y un vaso de café con leche! jajaja 🙂
      (y le voy a decir a tu papi que no cocine más, que tú con un vaso de café con leche y tostadas ya tienes… quién oye a Galinka!) 😀

  2. sabes de mi trauma con la comida porque me tocó el más inapetente punto com del mundo, yo que odio la cocina en la infancia de ese casi famélico hijo me la pasaba inventandole cositas ricas, las recetas heredadas de lo que suponía podía ser atractivo a su paladar, nada de nada, solo el café con leche, pensamos vender muebles y comprar una vaca , amarrarla en el jardín y ponerlo a él debajo.

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