¡Ay, Carpentier!

                            Frecuentemente la frase se repetía en el aula. Siempre que surgía algún trance donde ella pensaba que se estaba acomodando al periodismo, miraba hacia un cuadro de Carpentier que había colgado en una esquina del aula y soltaba su: ¡ay, Carpentier!

Sus compañeros de grupo nunca le preguntamos si era un reproche o si pedía que salvara de la grisura muchas letras que iban a parar a los medios de prensa. En verdad no tuvimos tiempo de preguntarle. Esther L, la protagonista  de esta historia, se mudó a La Habana cuando terminamos  nuestro primer año de la carrera. Desde entonces estuvimos extrañando su voz.

Nos graduamos y nos ubicaron distantes. Ella, en Radio Rebelde y yo, a la par del periódico, llegué a impartir clases en la misma universidad que me formó.

He entrado a la misma aula, con las mismas mesas hechas de maderas de más de 50 años, pero sin mis compañeros de grupo.

Ahora soy yo quien mira para la esquina del aula y veo la foto aún inmune del escritor. Ahora es a mí a quien se le escapa un suspiro que los alumnos no llegan a comprender.

12 respuestas a “¡Ay, Carpentier!

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  1. menos mal que el Ay va acompañado de Carpentier, los míos se acompañan del Gabo, no obstante, debo decir que Alejo Carpentier me impresionó con su El periodista, cronista de su tiempo, genial conferencia para aprender buen periodismo en pocas páginas y sin su rebuscado vocabulario barroco de aquel El reino de este mundo, cuando me lo leí, solía decir Ayyy, Carpentier… lo mejor cuando en la penúltima página se acordó que era periodista y nos aterrizó cuanto había dicho

    1. Me encanta Gabriel García Márquez. Me marcó para siempre su El coronel no tiene quién le escriba, porque a mí me daban deseos de escribirle, al pobre… Siempre quiero leer sus libros de un tirón, y al mismo tiempo que nunca se me acabaen las páginas…

  2. Carpentier es un bigleaguer: sus crónicas desde París y España son un referente… Yo escribí «La estela infernal de Gustav» mientras leía El Siglo de las Luces, y confieso que leer cosas así dan unas locas ganas de escribir… Yo admito que vine a disfrutar a Carpentier tras graduarme, pero nunca es tarde… Además, no se debe coger lucha con los estudiantes, sino guiarles las lecturas y advertirles que existen «profetas», pero que cada cual debe tratar de ser auténtico…

  3. Ojalá en las aulas universitarias, no solo donde se forman los futuros periodistas, se leyera un poco más a Carpentier. Sus libros están por todas partes (hace una década no era así), sin embargo, muchos los obvian, porque declaran no entenderlos. Leí el «Recurso del Método», en 12 grado y después vinieron otros y tal vez lo más interesante, al menos para mí, sea «descubrir» que El Arpa y la Sombra cobra ahora otro significado. Las crónicas de Carpentier deberían acompañar muchas clases de periodismo; pero no creo que sea así y no es por falta de «bibliografía»….

  4. Leydi:
    Me ha sorprendido ese escrito, de verdad que esa es una frase que me acompañó durante mis primeros encuentros con el periodismo. Tal vez salía a modo de queja, muchas veces, pero realmente era una manera de tener presente a ese gran escritor cubano y periodista. Recientemente he leído algunos textos sobre el periodismo radial de Carpentier y me ha encatado esa mirada sobre el medio en el que ahora trabajo y donde a veces también se me escapa mi: Ay Carpentier!!!!!!!!!!!

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