“¿Irnos de La Habana?, me dice con aires de futura emigrante. No, cuando terminemos este posgrado de periodismo podemos armar casas de campaña y fomentar el movimiento Occupy G Street”.
Con amigas como esta, pensé, solo me falta la casa de campaña… Es cierto que estábamos en una zona muy céntrica, en pleno 23 y G, con desayuno, almuerzo, comida, ducha y cama garantizadas, pero… ¡Occupy G Street!
Las protestas, huelgas, desalojos, la han afectado, me dije, y casi toco su frente a ver si tenía temperaturas altas. Pero como en el curso tuvimos conferencias sobre Movimientos sociales y paradigmas emancipatorios, creí que trataba de poner en práctica la teoría aprendida en clases.
Está bien, nos quedaremos en La Habana, en un mes cambiaremos de ser periodistas a policías, ¿no? Porque como los polis son quienes tienen empleo seguro en la capital cubana.
No nos imagino vestidas de azul, poniendo caras de malas, y mucho, muchísimo menos, pidiendo un “carnéidad” mientras todos tienen que hacer un esfuerzo para entender –retener la risa- y mostrarnos su carné de identidad.
O podríamos ser cuentapropistas, y vender café…No, no, lo del café no es buena idea, entre las dos arruinaríamos el negocio. Mejor pescadoras, y nos vamos al malecón anzuelo en mano… uf! A este paso seremos cosmonautas, paleontólogas… No, ya eso está muy difícil, si no soy periodista, si no escribo, no quiero ya ocupar nada… Qué va, mañana mismo le diré a mi amiga que no, que no cuente conmigo en su Occupy… ¡G Street!
Botellas al mar 
Amiga:
NO te rindas ahora. Vamos a ocupar G STREET y trabajamos como periodistas y apoyamos las teorías de los paradigmas emancipatorios de las profesoras Yohanka y Georgina, ¿ a lo mejor hasta nos dan una casa?
¿Tú crees? Nos quedamos entonces?? Uf, y yo que tenía las maletas hechas…¡para regresar! 😉
descaradas!!!
Mar, que tienes que compartir tu pedacito de mar con mis botellas… ¿o no que íbamos a abrir una cafetería y todo eso? 😀
No son bobas, así que Occupy G Street!!! hasta yo me sumo para plantar mi carpa. jaja Pero dejar de escribir no, jamás, así que ve pensando en apostarte en la entrada de tu casa de campaña para plantar allí una escribanía como la de Liudmila Quincoses, estoy segura que en la Habana hay mucha gente que necesita de este tipo de gestiones. jaja Besos
Ah, y haré cartas de amor?? Pero Sheyla, si no las recibo, ni las mando yo misma!! Así cómo me voy a inspirar??? Ah, ya sé, primero voy a enamorarme…de la vida! 😉