Desde el muro

malecón
Foto: Alejandro Rodríguez Leiva

Aquel hombre vino a sentarse, trajo su perro. Lee algo, de las manos se le escapa una hoja de papel que va a parar al mar. No se queda mucho más. Agarra el animal y se va.

Vuelvo a estar sola.

Llega un muchacho, se sienta a unos metros de mí. Le da la espalda a la carretera y el frente a las olas. Trae un termo. Bebe y piensa, creo. Ojalá fuera café y me diera un poco. Quién sabe qué trae en el termo. Yo también tengo uno, pero lo dejé en mi habitación. Se termina el líquido y comienza a caminar, a alejarse.

Vuelvo a estar sola.

Pasa un hombre, parece turista, y se me queda mirando. Tal vez le extrañe que ande tan desabrigada y tan cerca del mar, de las olas y el viento fuerte. Se aparta de la orilla y no se detiene.

Vuelvo a estar sola.

Pasan dos mujeres corriendo, empeñadas en sus ejercicios. Dos más, estas caminando. De una dirección a otra los autos, ya con las luces encendidas. Es de noche, yo estoy aquí sentada desde el atardecer. Me reservé este pedazo de muro para despedir el sol.

Al término del día todos los que pasaron, los que se detuvieron, los que miraron, los que no… regresan a sus casas. Yo sigo aquí, luego de dos horas continúo en el mismo pedazo del malecón habanero. Ya no hay sol, todo es más oscuro. Hay menos ruido. Vuelvo a estar sola.

16 respuestas a “Desde el muro

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  1. Es obvio que este post lo escribió la Esperanza,la unica que queda al final del dia,cuando ya no hay sól y todo es más oscuro.Por eso el viejo no le hizo mucho caso y el muchacho prefirió otear el horizonte,donde siempre le han contado que brilla más,tambien por eso el turista se asombra de que «todavia exista» a pesar del aspécto hipotermico.De las gorditas que hacen jogging mejór no hablo,es muy probable que mientras corren hablan de bacon,yuca con chicharrones y el precio de los tamales.

  2. Lindo, Ley, lindo y tierno para levantarse el primer día de mayo.
    A veces es mejor tener a alguien al lado para compartir esos instnates que tanto ayudan a vivir, pero recuerda que a veces es mejor estar solo que mal acompañado…jijijijiji
    Un besote
    Te quiero grande.

    1. había pasado por alto este comentario tuyo… cómo pude??? y ahora lo respondo de último, pero me perdonarás porque siempre lo haces y porque traes mucha razón en eso e mejor sola que… en fin, ya conoces mi historia, jaja

    1. y tú por qué pides perdón, Yay?? Si aquel día, después de ahogar en el mar toda la pesadumbre, aparecieron Yu y tú para curarme la soledad, y hasta para cubrirme con un pañuelo, el único pedazo de tela que tenías, para ahuyentar el frío 🙂 gracias, eres buena hermana. Yu es buen cuñado, y Cecilia…ya sabes, te quiero como tú, sin tamaño, por prestarme a tu familia toda.

  3. Llegué a tu blog de forma casual y casualmente también me encontré este poema hace poco, los presento a ambos..

    «Despertar en el paraíso
    pero sin Adán
    sola yo
    reina
    única dueña de mi ser
    como debería ser
    para soñar
    y crearme
    una imagen diferente
    de mi serpiente.»
    (Margarita Carrera)

    1. pues bienvenido!!! y gracias por el poema, no lo había leído…
      pero te dejo un pedacito de uno de Cernuda, a cambio de que regreses…

      El viento y el alma

      Con tal vehemencia el viento
      viene del mar, que sus sones
      elementales contagian
      el silencio de la noche.

      Solo en tu cama le escuchas
      insistente en los cristales
      tocar, llorando y llamando
      como perdido sin nadie.

      Mas no es él quien en desvelo
      te tiene, sino otra fuerza
      de que tu cuerpo es hoy cárcel,
      fue viento libre, y recuerda.

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