Mi pedacito de mundo

LeydiNo soy perfecta, ni quiero serlo. Me equivoco y aprendo de los días malos. Ando medio despistada, abordo ómnibus hacia rutas que no son las mías, persigo personas porque tienen cierto parecido con algún amigo. Digo frases incoherentes cuando tengo mucho sueño, y hasta podría describir una palabra a fin de que alguien la pronuncie por mí, porque se me ha olvidado.

Anoto todas las pifias, incluso las mías, y me río de ellas. He viajado kilómetros por conocer a alguien, o por besar a alguien aunque luego no resulte Principito alguno. Pero al menos me arriesgo.

Me fugo de reuniones que han anunciado como importantes porque algún amigo me quiere ver. Me aburren las clases, todas, incluso las que he tenido que impartir. Pospongo mi horario de dormir por cualquier cosa. Abrazo perdidamente a las personas que quiero, esa es mi huella.

Me gusta del Periodismo hasta la palabra, aunque no me ciegue la pasión. Desconfío de quienes sí pueden hacer algo para que el Periodismo mejore y solo se limitan a criticar a los periodistas. Me desvela la hoja en blanco, ya acompañada de un lapicero o de un teclado.

Me entristece la traición porque deriva de la mentira. No soporto que me sonrían y elogien mientras inventan obstáculos para hacerme caer.

He escrito de mí hasta el cansancio porque, como decía Frida Khalo cuando le preguntaban por qué se dibujaba a sí misma, “soy lo que mejor conozco”.

Un día alguien, apenas conocerme, me preguntó si yo no temía dar una imagen ideal de lo que soy, si en lo que escribo voy yo o quien quisiera ser.

No quiero parecer mejor, le dije. De otra manera no publicaría mis faltas, mis despistes, las situaciones en que he quedado en ridículo. No diría, por ejemplo, que crecí creyendo que las semillas que me tragaba me saldrían por el ombligo, o de las penas que le hecho pasar a mi primo, que son antológicas. Ni contaría mis desastres en la cocina, o que mi madre creía tener par de hijos bobos porque mi hermano y yo nos perseguíamos por toda la casa como “conejo-lobo, lobo-conejo”.

Estoy, pues, lejos de construirme un pedestal. Pero sí me quiero, y por tanto me defiendo. Puedo quedar triste porque alguien que hasta hace días consideraba cercana me sonría cuando me ve y me maldiga cuando no estoy; o porque quien alguna vez quise se arme del propósito de lastimarme. Entonces me alejo, porque a fuerza de tropiezos aprendo que la hipocresía existe. La traición también. Y yo a veces tengo mala intuición y cuento de más a los amigos que sí son. Al fin y al cabo no soy perfecta, me equivoco.

34 respuestas a “Mi pedacito de mundo

Add yours

  1. Mijaa!..que imperfecta tu eres!
    Ñoooo!..que imperfecta es esta jevita!
    Ja,ja,ja…conejo-lobo!..tu y tu hermano no tenian nada de bobos,usaban animales «importados»,lo malo hubiera sido si les hubiese dado por «matarife-ganado vacuno»..o «pescador-langosta»,esa fauna era de exportación y le hubieran buscado un problema a sus papis.
    Ta´gueno este post.

    1. Reinaldo, siempre eres el que me hace reír con tus comentarios. No importa lo triste que yo amanezca, paso por aquí, leo lo que me escribes y basta de grisuras por ese día…
      ¿te imaginas si me hubiera metido en semejante problema con los animalitos prohibidos? Nooooo!! Además, quiero mucho a mis padres como para causarles ese problemón!! 😉

  2. Si te atreves a ser perfecta retiro mis naves de este sitio y me marcho apartando botellas! La traición es fea y estoy segura de que la genial Excilia Saldaña dice algo sobre eso en La noche, y si te sirve de algo, yo también me canso de caminar kilómetros para encontrar no principitos y para no ser rosa ni zorra, a veces también cuento amigos de más… pero eso es lo que te hace ser lo que eres y darte cuenta de cuál es la cuenta real de amigos y te da fuerzas para descubrir a un nuevo principito -o no-. Quédate imperfecta, por favor.

    1. Gracias, Rosana. No te preocupes, soy imperfecta, así que no te alejes demasiado de estas botellas y del mar. Encontré en La noche, de Excilia Saldaña, algo sobre la mentira –que se parece a la traición, ¿no? yo a veces hasta las confundo…

      -Abuela, ¿has conocido la mentira?
      -Sí, es un dardo de vidrio que te hiere la mejilla.
      -El jardín tiene una flor muerta.
      -¡Qué extraño, abuela!
      -El árbol tiene una rama desierta.
      -¡Vaya rareza!
      -La jaula tiene cerrada la puerta.
      -Extraño, raro e increíble es el que tenga joyas, no las cuide, cual baratijas, las venda.
      En la feria de la mentira siempre existen mercaderes de bajezas.
      -¡Abuela!

  3. Ley, estas palabras me desarman, porque entre la reafirmación y la fuerza, hay tristeza, y yo no quisiera que la gente que uno quiere, que tiene el hermoso delirio de abrazar, el don de la entrega, el valor de sobreponerse cuando los demás fallan, gente, así, imperfecta y grande como tú, estuviera jamás triste…

    1. Lo sé, Day. Sé que no me quieres ver triste. Por ti, y por los que sé que de veras me quieren, y son mis amigos y les puedo contar, es que después de caerme me sacudo el polvo de la rodilla y continúo… Solo que esta vez y todas, me duele cuando el engaño llega de personas que tenía cercanas, 😦

  4. Pero quién ha sido capaz de herirte de esa manera horrible que te ha hecho cuestinonar tu imperfección. Así como eres incompleta es lo hermoso, es lo querible, lo que no nos cansamos de abrazar. Para nosotros, los amigos de lejos y de cerca, es lo que nos sirve. Que sean tan tú y que vengas a acompañarnos. Abrazosss!!!

  5. Ley… eres la perfecta hermana con todas esas imperfecciones.
    Y tu pedacito de mundo es muy grande… tan grande que engloba mi pedacito de mar.

  6. En este blog uno se siente como si navegara, las palabras mojan y no se siente como Simbad o mejor como una ballenita de Melville: libre, etc..

    Jorge Luis

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Subir ↑